En 2014, Manhattan se vio asolada por niveles de delincuencia sin precedentes. Ninguna medida policial parecía capaz de combatir la violencia y el caos, por lo que la Corporación GiganTech Cybertronics puso en marcha un plan desesperado: la isla artificial Zenovia, a dos kilómetros al sur de Manhattan, patrullada por los propios robots de GiganTech. Esto provocó un éxodo masivo de Manhattan a Zenovia.

Sin embargo, para 2019, la promesa de tranquilidad no se había cumplido. A pesar de las ampliaciones necesarias para dar cabida al aumento de población, Zenovia se había convertido en una especie de barrio marginal, con la excepción de la enorme sede de GiganTech. Surgieron disputas sobre si Zenovia debía considerarse bajo la jurisdicción de Estados Unidos o solo de GiganTech. Sorprendentemente, la delincuencia había crecido aún más rápido de lo que Manhattan jamás había visto, en parte porque las máquinas de GiganTech habían estado promoviendo todo menos la ley y el orden. Pero el aspecto más horripilante es el resultado de una investigación de inteligencia del gobierno. Los propios ejecutivos de GiganTech, tanto entonces como ahora, se encuentran entre los criminales más peligrosos que el país haya conocido. Zenovia, lejos de ser concebida como un refugio contra la violencia, era en realidad una trampa y un campo de pruebas para las armas que GiganTech planea usar para convertirse en la única potencia del hampa.

Ni la policía ni los ejércitos están dispuestos a enfrentarse a las fuerzas mecánicas que GiganTech controla e invadir Zenovia. Por lo tanto, nueve combatientes —tres policías, tres convictos y tres psíquicos— han sido reclutados como "Cero-Policías", pilotando las motos aéreas BatRider contra las fuerzas que invaden Manhattan y se lanzan a Zenovia para acabar con el director ejecutivo de GiganTech y su arma definitiva, conocida solo como "Descarga".